Gastar, gastar, gastar…
Hace unos años, recibía a menudo llamadas de una empresa que comercializaba medios de pago Visa que me recordaba periódicamente que mi tarjeta de crédito todavía disponía de saldo para gastar, y me animaba a concederme algún capricho con el dinero que ponían a mi disposición, que podía ir retornando en cómodos plazos. Recuerdo que…