«Todo es posible si tenemos una actitud y una forma de pensar que apoyen nuestro éxito». Esta es una frase extraída de un manual básico de Programación Neuro Lingüística. La menciono porque podría resumir bastante bien todo lo que viene a continuación. Es muy probable que nuestras vivencias económicas respondan una programación financiera previa. Lo que no se ve explica lo que sí se ve. Mente, emociones y espíritu influyen en lo que pasa físicamente.
Como en otras ocasiones, la inspiración para esta entrada proviene de un libro. Se trata de «Los secretos de la mente millonaria» de T. Harv Eker. Vale la pena leerlo e impregnarse de su esencia.
Los orígenes de la programación financiera
Este autor habla de un patrón del dinero o principio de la riqueza. Nuestra programación influye en nuestros pensamientos. Estos, a su vez, afectan a los sentimientos que tenemos. Unos determinados sentimientos provocan por su parte unas acciones concretas. Y las acciones llevan asociados unos resultados.
En consecuencia, todo se origina en la programación financiera. Y ésta suele derivar de todo aquello que sentimos, vimos o experimentamos de pequeños. Es decir:
- Programación verbal: lo que escuchamos de nuestros padres, familiares u otras personas cercanas.
- Modelos de referencia: lo que veíamos que hacían estas mismas personas que nos rodeaban.
- Incidentes concretos: vivencias que hemos tenido en primera persona respecto al dinero.
Afortunadamente, toda programación financiera se puede cambiar. Para hacerlo, podemos atacar los tres anteriores ámbitos en cuatro pasos:
- Conciencia: detectarlo.
- Comprensión: darse cuenta de que esta forma de pensar no es nuestra, sino de otras personas.
- Disociación: separarnos de unos pensamientos o sentimientos que no nos convienen.
- Reacondicionamiento: incorporar nuevos archivos mentales que sí nos sean útiles.
T.Harv Eker define hasta 17 archivos mentales para reacondicionarnos. Y, francamente, conviene leerlos y dejarse sentir cada uno de ellos. Veamos cuáles son.
Los componentes del «reset» de la programación financiera
- La vida la creamos nosotros, no es «lo que nos pasa». Se trata de no hacernos las víctimas dando la culpa a los demás, justificando la situación o quejándonos.
- Es más recomendable jugar «a ganar» que a «no perder».
- No es lo mismo «desear» que «comprometerse» a conseguirlo.
- Es muy diferente pensar «a lo grande» que «en pequeño»: una vez detectado el talento natural de cada uno, hay que llegar al máximo de gente para solucionar sus problemas.
- Poner el foco en las oportunidades más que los obstáculos. Y estar agradecidos por lo que se tiene.
- Acercarse a las personas que tienen dinero y aprender de ellas, en vez de envidiarlas.
- Alejarse de gente negativa. Por el contrario, tener presente que en todo lo que sucede hay un aprendizaje que nos ayuda.
- Estar dispuestos a promocionarnos y vendernos para prosperar económicamente.
- Permanecer siempre más fuertes que los problemas que vayan apareciendo.
- Aceptar de buen gusto el «recibir», y no sólo en el caso del dinero
- Cobrar por resultados y no por tiempo
- Evitar tener que elegir entre dos opciones si las dos son buenas. Elegir las dos a la vez.
- Medir la propia riqueza en patrimonio más que en ingresos como trabajador.
- Administrar bien el dinero para acabar consiguiendo la independencia financiera.
- Diferenciar entre hacer que el dinero trabaje para uno y tener que trabajar por el dinero. En el primer caso, hablamos de ingresos pasivos de negocios o inversiones.
- No dejar que el miedo nos detenga. Todos tenemos miedos que dificultan salir de la zona de confort.
- Reconocer que hay muchas cosas que no sabemos y seguir aprendiendo. Para tener éxito hay que ser, hacer y tener (en este orden).
Los cuatro pilares sobre los que se sustenta un patrimonio
Sin lugar a dudas, si incorporamos los anteriores «archivos» a nuestra programación financiera los resultados serán diferentes. Evidentemente, el autor dedica varias páginas a cada uno de los anteriores puntos. De todos ellos, he escogido para cerrar esta entrada la importancia del patrimonio por encima de los ingresos por el trabajo.
Es habitual que se mida su riqueza a partir de los ingresos. O, más concretamente, a partir del sueldo. Sin embargo, coincido en recalcar que el dinero que entra anualmente sólo es una parte de la riqueza. Esta se basa en:
- Ingresos, por trabajo o pasivos (los que llegan sin dedicarle muchas horas). Son la base de todo, porque llenan el embudo financiero.
- Ahorros, es decir, lo que se reserva de los ingresos.
- Inversiones, que es la manera de utilizar los ahorros para crear ingresos pasivos.
- Simplificación, que equivale a llevar un estilo de vida que permita ahorrar (e invertir) al máximo. Recordemos que no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita.
Acompañamiento en los cambios de programación financiera
En acOnseguir te ofrecemos nuestro servicio de Coaching en economía doméstica para acompañarte en tus cambios de programación financiera. A menudo la riqueza es proporcional al tamaño de la zona de confort. Cuanto más confortables nos sentimos en diversos ámbitos, con más dinero contaremos.
Y, como solemos hacer, cerramos esta entrada con algunos enlaces. El primero nos lleva a conocer mejor a T. Harv Eker. Y el segundo nos conduce a otra entrada del blog muy relacionada con esta temática. En ella se profundiza en los beneficios de la introspección financiera.