Este es un mundo donde la tecnología ha dado un salto exponencial durante los últimos años. Hasta aquí, nada nuevo. No vale la pena poner ejemplos, pero todos sabemos que tenemos herramientas inimaginables hace 30 años. En esta línea, yo quisiera centrarme en las apps financieras. Se trata de aplicaciones móviles que nos pueden ahorrar mucho trabajo en el momento de analizar cómo se mueve nuestro dinero. Y, por supuesto, todo lo que ayude a la toma de conciencia merece mi reconocimiento. Ahora bien, ¿es suficiente con ellas?
La aparición de las apps financieras
Las apps financieras, de hecho, existen desde hace unos años. No me gusta citar nombres, pero basta con buscar en Internet para encontrar un montón (veamos un ejemplo). Muchas agrupan información de los diversos bancos con los que trabajamos. También disponen de alarmas que nos avisan cuando superamos determinados parámetros de gasto o saldo.
Posiblemente el empujón definitivo para el uso de estas aplicaciones lo ha dado últimamente algún banco de primera línea. Y, evidentemente, la capacidad de comunicación de una gran entidad financiera marca algunas diferencias. Quienes vais leyendo las entradas de este blog ya sabéis que no soy nada fan de la banca. Creo que todos tenemos en mente su parte de responsabilidad en la última crisis. Sin embargo, es de justicia mencionar también sus aciertos. Y éste lo es, al menos en términos generales.
Las apps financieras sólo pueden ser una parte del camino
Desde mi punto de vista, las apps financieras nos pueden echar una mano, pero no hacen todo el trabajo. Hay toda una serie de motivos para que opine esto.
- En muchas ocasiones, no recogen el destino de los pagos en efectivo. Y hay multitud de particulares o familias que todavía realizan un buen número de pagos con este medio. Son salidas de dinero que conviene tener presentes también en cualquier análisis.
- Algunas apps financieras generalizan en exceso. Si seguís los medios de comunicación, es probable que hayáis visto como una de las aplicaciones más promocionadas establece una regla 50-30-20. Es decir: recomienda que un 50% de los ingresos se destinen a gastos fijos, otro 30% a variables, y el 20% restante a ahorro. Todas estas pautas pueden dar una guía, pero en cada caso hay unos objetivos diferentes. Siempre es más aconsejable un análisis específico.
- Y, por último, no hay nada como trabajar sobre unos datos para tomar conciencia y dominarlos. Todos los que estamos en relación con el mundo académico lo sabemos. No es lo mismo leer el análisis de una empresa que ha preparado un tercero que realizarlo tú mismo. Y pasa algo similar si se trata de las finanzas propias. Cuando te sumerges en los datos y las vas clasificando tomas mucha más conciencia de cuál es la realidad.
El complemento a las apps financieras: una buena hoja de cálculo
En acOnseguir seguimos defendiendo el uso de nuestra hoja de planificación en Excel. Dependiendo de cómo de ordenados se tengan los datos, se puede llenar en menos de una tarde de fin de semana. Y durante el proceso de recogida de información no hay cliente que no nos asegure que sólo con el solo hecho de trabajarlo ya se ha dado cuenta de la buena decisión que ha sido contratarnos.
El archivo Excel se puede descargar fácilmente desde nuestra web (link), y nos ponemos a vuestra disposición para ayudaros a que os sea útil. Los pasos a seguir serían:
- Rellenarlo para que refleje la situación actual de tus finanzas
- Realizar un buen análisis a partir del mismo
- Preparar con vosotros un presupuesto que os lleve a conseguir los objetivos futuros que os proponéis
- Efectuar seguimiento de este presupuesto, punto que os facilitarán muchas de las apps financieras que el mercado ofrece