Hace sólo unos meses no me imaginaba redactando este artículo. Pero la realidad es la que es. Esta alta inflación tiene amplias consecuencias para nuestros bolsillos. Y tal vez esta situación se alargue años, no depende de nosotros. Lo que sí podemos controlar es la respuesta individual que le damos.
De hecho, la gran mayoría de los que leen estas líneas nunca ha vivido con alta inflación. Parecía que no volveríamos a experimentar lo mismo que nuestros padres o abuelos en los años setenta del siglo pasado. Pero la pandemia tiene una sombra alargada, y posiblemente éste sea otro capítulo de ella.
Una alta inflación reduce el poder adquisitivo
Según informa la OCDE, los salarios reales en España bajarán un 4,4% a consecuencia de la inflación. Esto es debido a que los salarios aumentarán por debajo de lo que suben los precios en general.
Y no parece que un incremento de los sueldos o pensiones ayuden a resolver el problema a nivel macroeconómico. Por tanto, sería bueno hacerse a la idea de que seremos más pobres. O menos ricos, según nos lo queramos mirar.
En este entorno, toma más fuerza que nunca la necesidad de realizar presupuestos. Y, claro, controlar sobre esta base donde va el dinero que ganamos.
Y conviene no olvidar que casi siempre existen opciones más baratas que pueden ayudar a cuadrar un presupuesto doméstico. Desde las marcas blancas de los supermercados hasta abstenerse de realizar gastos superfluos.
Implicaciones de cara al ahorro
Si el poder adquisitivo desciende en una situación de alta inflación, es evidente que costará más ahorrar. Sin embargo, mi recomendación es que no dejemos de lado lo que deseamos conseguir a largo plazo. Por poco que se pueda, vale la pena esforzarnos para seguir dedicando recursos a nuestros sueños.
Centrándonos en el dinero que ya tengamos ahorrado, el objetivo debería ser siempre una rentabilidad por encima de la inflación. Esto ahora mismo no es fácil. Y más cuando esta situación está afectando tan negativamente a las bolsas.
Afortunadamente, tal y como puede leerse en otras entradas de este blog, las posibilidades de inversión actuales son mucho más variadas que hace unos años. Es conveniente buscar las alternativas más adecuadas. Aquellas que están alineadas con los propósitos que nos hayamos marcado. Recordemos que el dinero sólo es un medio para alcanzar las metas que cada uno determine.
Hipotecas y alta inflación
Se afirmaba durante la crisis de los setenta que la inflación favorece a la gente endeudada y perjudica a quien tiene dinero. Esto es especialmente aplicable en préstamos a un tipo que esté por debajo de la inflación. De hecho, las hipotecas con interés fijo de menos del 1% son ahora un tesoro. Es probable que se tarde mucho tiempo en disfrutar de un Euribor negativo de nuevo. Si es que nunca lo volvemos a ver a estos niveles.
En esta línea, para quien tenga una hipoteca a tipo variable, es recomendable preguntar por una modificación de condiciones. Esto puede hacerse dentro de la misma entidad con la que se haya contratado. En ese caso hablaríamos de novación. Pero también se pueden hacer cálculos para evaluar si vale la pena realizar un cambio de banco. Y entonces estaríamos planteando una subrogación.
Cómo adaptarnos a una situación de alta inflación
Nuestro servicio de Coaching en economía doméstica está pensado para acompañarte en el análisis de tus finanzas. Todas las crisis tienen un componente positivo porque pueden obligar a realizar cambios que nos mejoren. En el caso que nos ocupa, en el ámbito financiero.
Y, para terminar, cerramos esta publicación con algunos enlaces. Me llamó la atención hace un tiempo un artículo de Diane Coel sobre la cicatriz emocional de la inflación. Aporta un enfoque interesante. Y, adicionalmente, me referiré también a una de las tres entradas publicadas consecutivamente en nuestro blog sobre nuevas opciones de inversión.
Imagen de Timur Kozmenko en Pixabay