Periódicamente, tengo un clásico caballo de batalla con algunos de mis alumnos en la universidad. Se trata de que se den cuenta que una empresa (pequeña o grande) puede tener muchos beneficios y, sin embargo, ir corta de dinero. E incluso al revés. Se pueden tener muchas pérdidas y contar con mucha liquidez en las cuentas bancarias. También encontramos ambas situaciones a nivel doméstico. Para disponer de efectivo, no nos podemos detener sólo en un análisis de ingresos y gastos. El flujo financiero también depende de dos factores más. En primer lugar, de qué inversiones hacemos (o deshacemos). Y, por otra parte, de cómo nos financiamos (o devolvemos deuda).
Vamos a ver qué nos podemos encontrar en cada uno de los dos ámbitos.
La importancia del flujo financiero para autónomos
Empezamos con una obviedad. Si se vende por valor de 30 y el conjunto de los gastos es de 10, la ganancia es de 20. ¿Quiere decir esto que una vez termine todo ello se encontrarán al banco estos 20? Pues depende. No es tan sencillo como esto.
En una empresa, independiente del tamaño que tenga, hay muchos elementos que condicionan el flujo financiero. A menudo estos se tienen presentes en el momento de montar un negocio. De hecho, la mayoría de entidades que apoyan a emprendedores disponen de plantillas de cálculo que determinan con cierta precisión qué flujo financiero habrá en los meses de la puesta en marcha. Y, a menudo también, me encuentro con clientes que superada la fase inicial no tienen en cuenta todos estos factores, y acaban teniendo fuertes tensiones de tesorería.
Repasemos cuáles son estas variables que no conviene perder de vista en la fórmula de un negocio.
Condicionantes del flujo financiero empresarial
- Afectarán los plazos de pago que se ofrecen a los clientes. Cuanto más se tarde en cobrar, más dinero hará falta. Por el contrario, si se consigue ingresar por adelantado, los clientes ayudarán a disponer de un extra de efectivo.
- Influirá también en el flujo financiero cómo pagamos a los proveedores. Cuanto más se tarde se liquiden, de más dinero se dispondrá.
- Si se trabaja con productos físicos, puede ser necesario un stock. Se necesitará un dinero para financiarlo.
- En caso de que se precisen inversiones (ordenadores, muebles, acondicionamiento de un local), lo que se destine a éstas quedará bloqueado hasta que, poco a poco, se vaya recuperando con los beneficios. La entrada de este blog sobre amortizaciones da más detalles al respecto.
- Cuando hay meses que se vende más que otros (estacionalidad), o hay pagos que se concentran en determinados momentos, convendrá adecuar el flujo financiero a este hecho.
- Se deberá no perder de vista si el endeudamiento sube o baja. El flujo financiero positivo o negativo que se origine en préstamos no incrementará o disminuirá los beneficios, pero sí puede hacer ir más o menos cortos de dinero. Y, por supuesto, toda deuda tiene un coste en forma de intereses que provoca una pérdida.
En determinadas condiciones, la deuda puede ser buena para una actividad empresarial. Pero conviene no olvidar que el flujo financiero de pagos del préstamo deberá quedar cubierto por las ganancias previstas.
En definitiva, ligar que las entradas de dinero cuadren con las salidas en un presupuesto futuro es imprescindible para disfrutar de una cierta tranquilidad. Y más si es un negocio propio.
El flujo financiero en la economía doméstica
Un particular o familia que gane más que gasta no debería tener problemas con el flujo financiero. Como mucho, habrá que planificar adecuadamente aquellos pagos puntuales a lo largo del año, tales como seguros, vacaciones, mantenimiento del coche, etc. Si conseguimos que en la cuenta corriente haya un saldo de seguridad suficiente, este problema desaparece. A menudo las pagas extra, quien las tenga, ayudan.
Conviene prestar atención a la deuda, y cómo se planifica su pago. Quien haya seguido este blog desde hace tiempo ya sabe que sólo admitimos los préstamos para financiar una vivienda o, mejor aún, una inversión que genere un rendimiento. Pero las cuotas mensuales que resulten se deberán poder pagar con el flujo financiero positivo que aporte la inversión. O, si se trata de una hipoteca, con lo que quede de los ingresos familiares una vez descontados gastos y un cierto margen de seguridad. Si no es así, llegarán los problemas, como se pudo comprobar durante los peores años de la última crisis.
Por otro lado, ir vendiendo patrimonio (deshacer inversiones) para cubrir gastos es desplazar el futuro un problema que ya tenemos ahora. Cuando comprobamos que mes a mes, durante todo el año, los ahorros bajan es una clara señal de alarma de que hay algo que no funciona bien.
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