La planificación financiera es el eje principal de este blog, tanto a nivel general (siempre recomendamos contar con un presupuesto, y seguirlo), como en momentos puntuales (por ejemplo, en la compra de un coche). En esta ocasión, abordaremos cómo planificar financieramente la puesta en marcha de tu hogar, que, al fin y al cabo, sería el siguiente paso para la mayoría de personas que contraten una hipoteca (tema tratado en la última entrada).
Ir a vivir a una nueva vivienda supone toda una serie de gastos o inversiones que es muy conveniente tener bien presentes. Si profundizamos, algunos de ellos estarán en función del tiempo que tengamos pensado vivir allí o, en esta misma línea, si el lugar elegido para montar el hogar es de propiedad o de alquiler.
En efecto, las decisiones relativas a muebles, y otros elementos decorativos o prácticos tales como cortinas, toldos, pintura de las habitaciones, puntos de luz o electrodomésticos que luego sea complicado mover, es muy interesante que se mediten en base al tiempo que hayamos de hacer uso de ellos.
Los que hayan hecho una o más mudanzas a lo largo de su vida saben muy bien de qué hablamos: si estamos de paso en una vivienda, muebles que iban bien en un piso puede que no encajen nada en otro, o que resulte muy caro su transporte (especialmente si se cambia de una ciudad a otra). Todo lo que no se pueda aprovechar no queda más remedio que regalarlo o ponerlo a la venta (hay un montón de posibilidades para hacerlo), y en todos los casos o no se recupera nada de su valor, o se obtiene una cifra bastante inferior a lo que costó.
Otro aspecto a considerar es el coste de mover físicamente todas las pertenencias. Vivimos en tiempos de especialistas, y contratar una empresa de mudanzas tiene muchas ventajas, y también un precio. Vale la pena ponderar los dolores de cabeza y tiempo que nos ahorramos con lo que estamos dispuestos a pagar por este servicio.
Dentro de este mismo apartado del traslado propiamente dicho, se llegue o no a un acuerdo con una empresa que ayude a hacerlo, hay muchas maneras de ahorrar. Los supermercados tiran a diario una gran cantidad de cajas ideales para llenar con nuestro ajuar. Por otra parte, es una muy buena oportunidad para hacer limpieza de todo aquello que no haga falta, para que el número de paquetes y el tiempo necesario para moverlos quede minimizado.
Volviendo a tema de las especializaciones, contratar a alguien que ayude a elegir muebles que estén en la línea de lo que deseamos (por ejemplo, si vamos a vivir a un piso de paso, que sean lo más económicos posible) o que nos eche una mano para que el coste mensual de los suministros sea lo más reducido que se pueda (escogiendo bien los electrodomésticos, iluminación con leds, o contratando la tarifa más adecuada para nuestras necesidades) puede representar menos dolores de cabeza y un buen ahorro en tiempo y dinero a medio y largo plazo.
Y, claro, la suma de todos los gastos e inversiones que tengamos previstas debería estar cubierta por el dinero correspondiente, evitando en todo momento que una parte de esta puesta en marcha deba financiarse con un préstamo (especialmente, si éste es tan caro como la tarjeta de crédito).
Como siempre, pararse un rato para planificar financieramente esta operación, o cualquier otra, da la tranquilidad de saber qué coste tiene y cómo se llevará a cabo. Y no hace falta decir que como con más tiempo lo planifiquemos, mejor, porque podremos ligar los detalles y asegurarnos contar con el dinero necesario.