En unos días llegará la Navidad, y poco después Fin de Año. Muchos de nosotros hacemos balance de cómo han ido los últimos 12 meses. Es tiempo de prioridades: ¿dónde ponemos el foco el próximo año? ¿Tenéis la sensación de que el tiempo pasa y de que lo que cada noche de 31 de Diciembre os prometéis que haréis sigue pendiente? En este artículo me gustaría dar unas pautas que nos pueden ayudar a centrarnos en lo que realmente es importante para cada uno de nosotros, y, claro, a enfocar nuestras finanzas para acercarnos a ello.
Os propongo que realicemos, con lápiz y papel, un pequeño ejercicio que me ha inspirado un libro del conferenciante Anthony Robbins: se trata de poner por escrito una lista con aquellas necesidades (alguien lo podría llamar también valores) que desearíais tener cubiertas o a las que os gustaría dedicar una especial atención.
Os pongo un ejemplo:
- Disfrutar del contacto con la naturaleza
- Que los hijos crezcan con lo que sea necesario
- Formarme
- Transmitir conocimientos
- Estar en forma
- Sentirme a gusto en casa
- …
Evidentemente, cada uno de nosotros tendrá una lista diferente.
Una vez la tenemos, llega el momento de ordenarla, para asignar prioridades. Puede parecer que todo es importante (por eso lo hemos puesto en la lista), pero casi siempre hay unas cosas que valoramos más que otras.
La mejor manera de hacerlo es empezar por la que encabeza la lista e ir buscando si ninguna de las siguientes es más importante que la primera. En nuestro ejemplo: valoramos más «disfrutar del contacto con la naturaleza» o «que los hijos crezcan con lo que sea necesario»?. Si esta última es más prioritaria, entonces pasa a la primera posición, y ahora comparamos ésta con todos las demás. El nuevo orden sería:
- Que los hijos crezcan con lo que sea necesario
- Disfrutar del contacto con la naturaleza
- Formarme
- Transmitir conocimientos
- Estar en forma
- Sentirme a gusto en casa
- …
A continuación, la siguiente pregunta sería: es más importante «que los hijos crezcan con lo que sea necesario» o «formarme» ?. Si «que los hijos crezcan con lo que sea necesario» es más importante que «formarme», no es preciso volver a alterar el orden, y podemos seguir comparando «que los hijos crezcan con lo que sea necesario» con el resto, hasta que estemos seguros de que ésta es la primera prioridad.
Cuando tenemos bien definida la cabeza de lista, vamos a buscar la segunda: comparamos «disfrutar del contacto con la naturaleza» con todas las que siguen (la primera de las cuales es, en este caso, «formarme»), y seguimos el mismo procedimiento de antes, pero ya no nos fijamos en las que hay por encima, porque sabemos que son más importantes.
Y ¿qué hacemos cuando tenemos una lista de prioridades para el nuevo año?
Si queremos ser coherentes, deberemos asignar los recursos para que estas necesidades, valores, o como le queramos nombrar, ocupen el lugar que hemos decidido que ocupen. Nos harán falta muy posiblemente tiempo, energía y, por supuesto, en la mayoría de ocasiones, dinero.
En acOnseguir dedicamos una parte de las sesiones de coaching financiero con clientes a determinar si la forma en que gastamos los ingresos sigue o no estas prioridades. Si es así, fantástico, y, en caso contrario, ¿crees que vale la pena hacer algo para cambiarlo?