A menudo respondemos a los problemas económicos desde dos perspectivas que casi no aportan nada bueno. En primer lugar, tenemos tendencia a culparnos. Y, de manera alternativa o paralela, nos quejamos. En realidad, en ambos casos buscamos culpables. Y lo hacemos en nosotros mismos, o en el entorno. Todo esto nos aleja de nuestra propia responsabilidad financiera.
En relación con esto, mencionaré a Claudio Naranjo. Este psiquiatra y escritor chileno nos dejó hace unos días. Me permito rendirle un modesto recordatorio desde estas líneas. Y es cierto que las finanzas no fueron una materia que tratara. Sin embargo, alguno de sus muchos textos es de lo más adecuado.
Recordando la responsabilidad, según Claudio Naranjo
Escribía este autor: «La responsabilidad no es un deber sino un hecho inevitable. Somos los actores responsables de cualquier cosa que hacemos. Nuestra única alternativa es reconocer tal responsabilidad o negarla. Y darse cuenta de la verdad, nos cura de nuestras mentiras. «
Efectivamente, la responsabilidad es un hecho, no una obligación. A diario llevamos a cabo toda una serie de acciones, y somos responsables de ellas queramos o no. Desde una óptica económica, nuestra responsabilidad financiera es evidente. La relación que tenemos con el dinero es para toda la vida.
Partiendo de esta base, se trata de transitar en un ambiente económico que quizás no dominamos y aprender a hacernos en cargo del mismo. Nos podemos haber equivocado y es posible que volvamos a caer. El objetivo es sacar conclusiones de los errores y responsabilizarse de ello. No culparnos.
La responsabilidad financiera no tiene nada que ver con la culpa
El tiempo que hay que dedicar a los fallos sólo debería ser el suficiente para obtener el correspondiente aprendizaje. Las decisiones que tomamos responden al grado de conocimiento del que disponemos en ese momento. Torturarnos con la culpa por lo que hemos hecho sólo es una excusa para no avanzar.
Por otra parte, por desgracia el sentimiento de culpabilidad puede ir bastante más allá de nuestros actos. Algunas creencias de la cultura en la que nos movemos son:
- El dinero es sucio
- Hay que ganar el pan con el sudor de la frente
- Bienaventurados los pobres
- El dinero no da la felicidad
Quizás muchos de nosotros ya vemos que todo esto no es cierto. Sin embargo, cuesta arrancar del inconsciente siglos y siglos de este tipo de afirmaciones.
Las quejas también nos distraen de la responsabilidad financiera
Propongo un pequeño ejercicio. Y advierto que puede costar un poco. Durante los próximos días, se trata de no quejarse por temas de dinero. En el momento que dejas de hacerlo conectas con tu responsabilidad financiera.
Efectivamente, la queja, como la culpa, no deja de ser una pérdida de tiempo. Resulta mucho más útil elegir una de las siguientes opciones alternativas:
- Aceptar lo que hay y trabajar sobre esta base. Por ejemplo, si se pierde una fuente de ingresos, una solución es introducir en el presupuesto los cambios necesarios para que vuelva a cuadrar. Esto sería una respuesta reactiva.
- Decidir llevar a cabo las acciones necesarias para remediarlo. Para solucionar la anterior situación de la pérdida de ingresos, una respuesta proactiva sería empezar a pensar de qué manera generar más ingresos. Un autónomo puede hacerlo con un nuevo producto o servicio. Para un asalariado, una opción sería luchar para mejorar la propia valoración. Y esto puede suponer incluso cambiar de empresa.
El coaching trabaja conciencia y responsabilidad financiera
Como ya es habitual en las últimas entradas, completaré lo que he escrito con algunos enlaces. Si no conoces la obra de Claudio Naranjo, sólo tienes que clicar sobre su nombre. Y también te propongo leer un poco más sobre la culpa en este mismo blog.
Acabaré recordándote que nuestro servicio de Coaching en economía doméstica te puede ayudar en el camino que te lleve a asumir tu propia responsabilidad financiera. Al fin y al cabo, llevamos desde 2010 acompañando clientes.