Los que tenemos hijos, sabemos la importancia de la comprensión lectora. Si no se entiende lo que se lee, difícilmente se puede aprender nada por este medio. Cabe extrapolar esto al mundo de las inversiones. Es complicado llegar a disfrutar de independencia económica sin haber ahorrado. Y es necesario saber qué hacer con estos ahorros. La comprensión financiera es imprescindible. Y más cuando estos últimos años nos hemos dado cuenta de que no conviene delegar esta tarea en quien no nos pueda ayudar con objetividad.
Todo esto es lo que me ha venido a la cabeza tras determinados contactos que he tenido últimamente. En general, la mayoría relacionados con criptomonedas. Por un lado, personas que me presentan inversiones. A veces, tengo miedo de que algunos de ellos no sean conscientes de los diversos riesgos de lo que ofrecen. O, lo que es peor, que no quieran serlo. Y, por otra parte, clientes que me comentan sobre conocidos o familiares que están ganando mucho dinero con inversiones relacionadas con este activo. Todos me hablan de rentabilidades mensuales de dos dígitos. Y esta tentadora música me lleva a viajar en el tiempo.
Retornando a la época de las .com
Mi salto al pasado me lleva a finales del siglo XX. No es necesario que mencione qué representó la aparición de Internet. Si hoy me lees es gracias a este medio. Ahora bien, detrás del mismo hubo un exagerado boom en Bolsa. También entonces las ganancias mensuales llegaron a ser extraordinarias. La posterior caída enganchó a todos los que compraron al final del alza. Y muchos de ellos lo hicieron arrastrados por la moda, sin saber en qué invertían. Les faltaba la correspondiente comprensión financiera.
Si la hubieran tenido, quizá habrían hecho un análisis de «fundamentales». Este se basa en la información económica disponible de la empresa en la que queramos poner dinero. Balance, cuenta de explotación, memoria y otros estados financieros. Con ellos podemos intentar calibrar si hay mucha diferencia entre cotización y valor. Huelga decir que en plena euforia de las .com ambas cifras no tenían nada que ver.
Comprensión financiera ante lo que parece una nueva revolución
Como en su momento Internet, hoy blockchain y criptomonedes también parece que marcarán un antes y un después. No sólo se trata de la aparición de diferentes monedas que no dependen de ningún estado. También están las diversas aportaciones de la tecnología de cadenas de bloques en el ámbito de transacciones, contratos, etc.
A partir de esta realidad, aparecen innovadoras oportunidades de inversión. No me refiero sólo a comprar acciones de empresas que operen en este entorno. Que supongo que también. Sino que han irrumpido, entre otros, robots que permiten sacar provecho de diferencias de cambio entre las diversas monedas. Y de ahí las rentabilidades mensuales de dos dígitos en las que me refería al principio del post.
Ahora bien: estamos hablando de inversiones que no están bajo la supervisión de la CNMV. Algunas de las empresas incluso han recibido el calificativo de «chiringuito financiero» por parte de este organismo. ¿Es imprescindible que una inversión cuente con el visto bueno de la CNMV? La mayoría de ellas, en el sentido más amplio de la palabra, no. Pero hay que tenerlo presente. Como en el grueso de los negocios, si van mal nos encontraremos desprotegidos.
La lógica de la comprensión financiera
Todos estos pensamientos me obligan a recordar los principios de Benjamin Graham para las inversiones. ¿Qué necesitamos entender financieramente hablando?
En primer lugar, hace falta comprensión financiera del momento en que estamos a nivel económico personal. ¿Tenemos las necesidades básicas cubiertas? ¿Seguiríamos así en un escenario peor al actual? ¿Qué nos podemos permitir perder? Posiblemente en operaciones de este tipo deberíamos poner sólo lo que, si desaparece, no quedemos malheridos. En una diversificación de inversiones puede haber una parte con un notable componente de riesgo. Y, si no nos podemos permitir perder nada, hay que dejarlas estar.
Y, en segundo lugar, hace falta comprensión financiera relativa a dónde nos estamos metiendo. ¿En qué consiste exactamente la manera de generar beneficios del lugar donde ponemos dinero? ¿Cuáles son los plazos? ¿Cuál es la letra pequeña de los contratos que firmaremos? ¿Cuáles son los riesgos que no nos están contando?
Acompañamiento en la comprensión financiera
Recuerda que el servicio de Coaching en economía doméstica te puede acompañar en la formulación de las preguntas anteriores. Y posiblemente con otras hechas a la medida de tu particular posición económica.
Y, mientras reflexionas sobre toda la anterior información, como es habitual te recomiendo algún link. El primero te llevará a conocer un poco más el blockchain. Y el segundo es de cosecha propia. Te acercará (de nuevo, si hace tiempo que sigues el blog) a los sabios consejos de Benhamin Graham.
Imagen de Arek Socha en Pixabay