Se acaba el año y se empieza a respirar el ambiente de cómo pagar menos impuestos. De hecho, me ha llegado una consulta relacionada con este tema. Me preguntan qué pasará con las deducciones por donaciones a las escuelas concertadas. Es un tema muy concreto y me ocupará pocas líneas responderlo. Por lo tanto, aprovecho para intentar ampliar el marco y sacar un nuevo aprendizaje financiero.
En realidad, para mí una buena gestión fiscal es importante. Pero sólo es una pieza más en el camino de optimizar nuestras finanzas personales o profesionales. El control de qué entra y qué sale de las cuentas bancarias puede dar tantas alegrías como pagar menos a Hacienda. Especialmente cuando el supuesto ahorro fiscal tiene riesgos.
El espíritu de las donaciones y ahorros fiscales al límite
Soy de los que piensan que vivimos en un país donde hay demasiada picaresca. El tema de las donaciones a escuelas concertadas posiblemente es un nuevo ejemplo. Nos gusta poner al límite el espíritu de las leyes. Y entonces nos quejamos cuando nos cierran el paso. Pero de todo se puede sacar un aprendizaje financiero.
Empezaré por hacer una rápida consulta en Wikipedia. Allí veremos que una donación es una cesión de la que no se espera nada a cambio. Como mucho, lo que deberíamos sacar de ella es la satisfacción de haberla hecho.
Partiendo de esta base, puedo entender que Hacienda incentive con deducciones a dar dinero a entidades sin ánimo de lucro. Pero me choca otorgar el mismo sentido a las donaciones a escuelas concertadas. Al menos, tal como están planteadas en la mayoría de casos.
Vayamos al corazón de estas deducciones
Revisémoslo. El grueso de donaciones a escuelas concertadas no son a fondo perdido. Al contrario, tienen como finalidad que los hijos cursen unos determinados estudios. Por tanto, no parece que haya mucho de altruismo en 10 cuotas que se pagan de septiembre a junio. Casualmente, la época cuando los niños van a la escuela.
Me puedo imaginar algún funcionario de Hacienda encerrado en su despacho hace unos meses. En el momento de analizar globalmente las cifras de las declaraciones. Debía observar un notable incremento de las deducciones por donaciones. Supongo que le sorprendería el ataque de generosidad de los contribuyentes. Y se debía poner a investigarlo.
Y el final de la película lo tenemos ante los ojos. Se elimina expresamente esta posibilidad de deducción. Y quizás se reclaman deducciones hechas con anterioridad. Aunque da la sensación de que son demasiadas declaraciones a revisar para recuperar relativamente poco dinero. El asesor fiscal con quien colaboramos duda que les salga a cuenta ir mucho más lejos.
¿Y qué aprendizaje financiero podemos obtener?
Todo lo que sea pararnos para analizar qué ha pasado durante el año siempre es bueno. Si tenemos una motivación fiscal pera hacerlo, bienvenida sea.
Ahora bien, el sabor que me queda cuando hablo con algunos es que ponemos demasiado foco en el ahorro fiscal. Algunas veces incluso llevándolo al límite de la legalidad. Y dedicamos poco tiempo a concentrarnos en cuáles son nuestros objetivos financieros.
Pondré un ejemplo. Aparentemente, a nivel impositivos puede tener todo el sentido hacer una aportación máxima a un plan de pensiones. O devolver hipoteca hasta el techo que nos permita pagar menos impuestos.
Ahora bien: ¿seguirá siendo una buena opción hacerlo si corremos peligro de quedarnos en paro porque la empresa donde trabajamos no funciona? ¿O si prevemos una posible bajada de nuestros ingresos? ¿O si estamos ahorrando para montar un negocio propio?
En acOnseguir nos gusta analizar las finanzas de nuestros clientes sin perder de vista sus objetivos. Lo mencionábamos en una de las entradas de este blog. Para alcanzar metas económicas, se precisa voluntad para hacerlo. Necesitamos poner los cinco sentidos. Y conviene situar en contexto posibles ahorros fiscales. Porque tal vez no hacen más que limitarnos.
¿Te acompañamos en este camino de aprendizaje financiero?