Hace unos días, me comentaba una clienta que estaba muy decepcionada con la libreta que había abierto años atrás a nombre de sus hijos en una entidad financiera de primera línea: más allá de los regalos iniciales, la rentabilidad había sido casi nula, y calificaba el producto como una estafa. Yo no iría tan lejos con este adjetivo (hablo al respecto en el siguiente párrafo), pero sí que vale la pena dedicar un tiempo a planificar cómo ahorrar para los hijos con el fin de evitar sorpresas como ésta. De hecho, me gustaría que los que leáis las siguientes líneas toméis conciencia de que existen notables diferencias en el resultado final del ahorro si elegimos una opción u otra.
Antes de continuar, me gustaría hacer un inciso en el comentario de mi clienta relativo a que el producto había resultado una estafa. Bajo mi punto de vista, la mayoría de las veces el problema no es el producto, sino unas decisiones sobre qué hacemos con el dinero tomadas con conocimientos por desgracia limitados por un sistema educativo que no da suficiente importancia a proporcionar una buena base financiera. En esta situación, yo considero que lo que suele fallar es, más que el producto, el asesoramiento de los profesionales que sí tienen los conocimientos para aconsejar adecuadamente.
Las principales variables que nos deben llevar a invertir el dinero de una determinada manera o de otra son cuándo queremos disponer del capital y qué riesgo estamos dispuestos asumir. En el caso de los hijos, el horizonte temporal puede ser bastante largo (especialmente si empezamos a ahorrar cuando nacen, y no prevemos que el dinero haga falta hasta que vayan a la universidad o quieran pagar la entrada para una vivienda, si es el caso).
Este horizonte temporal de 15, 20 o incluso más años nos puede dar mucho juego, porque nos permite contratar productos que inviertan con un poco más de riesgo, y esto puede proporcionar también una mayor rentabilidad.
Analicemos dos opciones de cómo ahorrar para los hijos
Vamos a suponer que sabemos que, si no cambian mucho nuestros ingresos, podemos ahorrar para los hijos 50 EUR mensuales, y que decidimos ponernos a ello poco después de su nacimiento, de modo que podamos contar con un cierto capital para ayudarles en la universidad cuando tengan alrededor de los 20 años.
Si vamos poniendo estos 50 EUR en una libreta tradicional, lo más probable es que cuando sea el momento de retirar el dinero haya acumulados unos 12.000 EUR (50 EUR / mes x 12 meses / año x 20 años) más algunos pocos intereses. La ventaja de un producto de este tipo es que, en cualquier momento, se podrá disponer de este dinero sin ninguna posibilidad de perder (máxima liquidez, riesgo casi nulo), pero esto perjudica el rendimiento de la inversión, que será escaso.
Por el contrario, si partimos de que es poco probable que el dinero haga falta hasta entonces, podemos buscar alternativas algo más arriesgadas. A título de ejemplo, y sólo para que se pueda ver la diferencia que puede aportar una buena planificación (no es una recomendación de producto), podemos encontrar dentro del amplio abanico de posibilidades del mercado financiero un seguro que:
- en el caso peor (hundimiento total de los mercados bursátiles) garantiza a los 20 años unos 10.200 EUR, es decir, algo menos de lo invertido, y
- en caso de que la compañía depositaria de la inversión siga obteniendo durante los próximos 20 años rentabilidades similares a las que históricamente ha obtenido en los últimos ejercicios, el acumulado al final de este periodo podría estar sobre los 18.000 EUR.
Hay alrededor de un 50% adicional entre los 12.000 EUR de la primera opción y los quizás 18.000 EUR de la segunda. El primero de los productos no tiene ningún secreto, y es francamente bueno si se quiere disponibilidad total. En cuanto al segundo, como siempre antes de firmar nada es muy importante entender perfectamente cómo funciona y determinar si es el vehículo que se quiere para el ahorro, pero quizás vale la pena mirarlo con cuidado y decidir, porque la diferencia al cabo de los años puede ser demasiado importante como para no hacerlo.