Hace unos días se podía leer en La Vanguardia un artículo sobre las alternativas que dan los bancos a los depósitos que ahora tienen limitaciones de rentabilidad del 1’75% a un año. Se trata de un buen escrito que informa sobre varias posibilidades donde poner dinero con una cierta seguridad y rentabilidad, pero, bajo nuestro punto de vista, lo importante no son los productos, sino las necesidades y objetivos financieros a los que queremos dar cobertura con estos productos u otros.
Tenemos dos problemas de base:
– La mayoría de la gente ahorra (o intenta ahorrar) sin tener claro cuál es el objetivo de este ahorro y, de esta manera es difícil determinar una estrategia financiera adecuada.
– En los pocos casos en que la necesidad a cubrir está clara, hay pocas entidades financieras que la escuchen, porque muchas veces la oferta de productos que tienen es limitada y su principal objetivo es colocar al cliente alguno de ellos, sea o no el más apropiado.
Si nos centramos en los objetivos, éstos pueden ser muy variados, pero en general se pueden agrupar de dos maneras:
– A corto y medio plazo, disponer de un cojín para hacer frente a imprevistos y compras de bienes de duración superior a un año, con el fin de estar tan poco expuestos al endeudamiento como sea posible.
– A largo plazo, acumular un capital que dé independencia financiera para hacer frente a temas más lejanos en el tiempo y que, paralelamente, requieran mucho más dinero acumulado, como la jubilación o la cancelación de una hipoteca.
Los depósitos o productos similares a éstos no parecen los más apropiados en ninguno de los dos casos anteriores, porque:
– Si se trata de disponer de un cojín para imprevistos, éste debe tener una disponibilidad absoluta, y los depósitos no tienen esta característica.
– Y si se trata de acumular capital a largo plazo, la rentabilidad del dinero que se destine será más alta cuanto más nos comprometemos a hacer aportaciones periódicas y menos necesidad se tenga a disponer de ellos a corto y medio plazo. Cuando el horizonte temporal es largo, con los depósitos perdemos rentabilidad.
Por lo tanto, independientemente de que el interés de los depósitos ahora sea menor, no parece que esta manera de colocar el dinero sea la más apropiada. Las hay mejores, y, como siempre, lo más adecuado es contar con un asesor financiero independiente que ayude a escogerlos.