Dentro de mi educación, tanto a nivel de gestión como de coaching, hay un consejo que me ha llegado a menudo a través de libros y maestros: es muy importante ponernos en marcha, y dar el primer paso lo antes posible. Lo decía hace tiempo Guy Kawasaki en el bestseller «El arte de empezar»: lo que más cuesta para ponerse en marcha es ponerse en marcha, y (esta parte la añado yo) financieramente también.
¿Qué significa ponernos en marcha?
Significa que, en marketing, no es necesario tener el producto o el servicio perfectos para lanzarlos al mercado. Y, en el ámbito de nuestras finanzas personales o familiares, para dar el primer paso no es preciso esperar un aumento de sueldo, ni que dispongamos del tiempo necesario, ni que nos dejen un ordenador para preparar una recopilación de gastos… hay un montón de resistencias para no llevar a cabo lo que, en lo más profundo de nosotros mismos, sabemos que hay que hacer. Me atrevería a decir que, incluso, nos hemos acostumbrado a convivir con ello. Sin embargo, a menudo es urgente que nos pongamos a trabajar, porque ya hemos vivido en carne propia lo que ocurre cuando no tenemos nuestro dinero bajo control.
¿Cuál es el primer paso que recomendamos?
En finanzas, ante todo hay que conocer con un mínimo de precisión en qué punto estamos, es decir:
- qué es lo más importante para nosotros
- con qué ingresos contamos
- de qué bienes disponemos
- qué hemos venido gastando hasta ahora habitualmente
- qué deudas tenemos pendientes de pagar
Una vez hayamos hecho esta fotografía de la situación de la que partimos, estaremos en condiciones de analizarla, y llegado este momento no hay nada que nos impida empezar a caminar en la dirección que hayamos decidido.
Ejemplo de «ponernos en marcha»
Imaginemos que hace tiempo que queremos disponer de un cojín de ahorro y no hay manera de tenerlo. Sólo es cuestión de ponerse a ello y darle la prioridad que se merece. En la mayoría de las ocasiones, los gastos que son realmente imprescindibles no van más allá de las siguientes:
- alimentarnos y cuidarnos (comida, higiene)
- alojarnos (disponer de un techo y de los suministros para vivir: agua, luz, etc.)
- si tenemos hijos, educarlos (lo que incluirá escuela y, tal vez, universidad)
- movernos (poder ir al trabajo, transportar los niños en caso necesario)
Una vez se fijan prioridades y objetivos en función de lo que sea importante para nosotros, resulta que hay bastantes salidas de dinero que son cuestionables. No nos hallamos tan lejos de donde queremos estar si damos el primer paso para acercarnos a ello.
En acOnseguir somos especialistas en acompañar en este primer paso y todos los cambios que, una vez se da, se producen a nivel financiero. A menudo, hay un antes y un después, se da un salto en el nivel de conciencia y nada se ve de la misma manera.