Tomamos decisiones financieras personales prácticamente cada día. La mayoría de ellas tienen poca trascendencia en nuestra economía, otras quizás más. En muchos casos nuestros hijos tienen un cierto protagonismo, porque reciben lo que alguien llamó «el susurro de las paredes»: los niños son como esponjas, y van incorporando a su manera de hacer todo lo que ven de manera inconsciente , también en decisiones económicas. Por este motivo, considero que la educación financiera para los hijos tiene una gran importancia, porque proporciona un espacio para confirmar la conveniencia de algunos de los hábitos que han visto o, por el contrario, alertar de los posibles perjuicios de otras decisiones.
Por desgracia, a veces con clientes tengo la sensación de que las finanzas son como una especie de tema tabú del que no se habla con los miembros de la familia. De alguna manera, recuerda la educación sexual que, en su momento, costó tanto de normalizar.
Todos movemos mucho dinero: la importancia de la educación financiera
En la sociedad actual, casi todos acabamos gestionando el propio dinero. Dentro de nuestra vida laboral esta cifra, en su conjunto, puede estar en promedio alrededor del millón de euros de ganancias (si consideramos un salario mensual aproximado de 2.000 EUR según datos INE 2016 durante unos 40 años de actividad profesional).
Ya hay una buena conciencia social que el mejor legado que podemos ofrecer a nuestra descendencia es la formación (por eso hacemos lo que sea necesario para pagarles toda la educación reglada que podamos, dentro de nuestras posibilidades), y no hay que perder de vista que la educación financiera es especialmente importante.
Algunas escuelas, de la mano de programas como EFEC (Educación Financiera a las Escuelas de Cataluña), están empezando a aportar su grano de arena en esta parcela educativa, pero el grueso de la formación de nuestros hijos en este aspecto nos corresponde a los padres.
Ahora que se acerca el verano y que dispondremos de más tiempo para compartir en familia, hay varios temas que se pueden comentar de manera relajada mientras paseamos relajadamente o durante una buena sobremesa. Propongo algunos, cuyo contenido se pueden adaptar a la edad de cada hijo:
- ¿De dónde sale el dinero que se gasta en la familia cada mes?.
- Herramientas financieras de las que disponemos: cuentas bancarias, tarjetas de crédito, etc.
- ¿Por qué puede ser bueno ahorrar, y qué tipos de ahorro existen?.
- Cuándo puede ser interesante endeudarse.
- La importancia de establecer prioridades en los gastos familiares.
Igualmente, los adolescentes de la familia se pueden ir acostumbrando a gestionar algunas de las decisiones económicas, como por ejemplo:
- ¿Cómo se distribuye el presupuesto asignado a la celebración de una fiesta de cumpleaños con los amigos?.
- ¿Qué gastos conllevan las vacaciones y cómo se pueden cuadrar éstas con el dinero asignado a ellas?.
- ¿Qué representa la compra de ropa en el conjunto de los gastos, y cómo se traduce ésta en poder ir vestidos a nuestro gusto?.
Por otra parte, enseñar a otros (y ya no digamos a los hijos) es una gran responsabilidad que obliga a dominar y tener muy claro lo que se quiere transmitir. Este hecho puede abrir un tiempo de reflexión sobre si lo que se hace a nivel financiero en la familia es lo más adecuado. En acOnseguir somos especialistas en acompañar en este proceso a nuestros clientes.
¿Revisamos juntos tus cuentas familiares para una buena educación financiera?
Mientras piensas en ello, las entradas de este mismo blog pueden ayudarte. Te invito a seguir leyéndolas.