Venimos de una cultura donde se daba mucha importancia a las posesiones, pero en los últimos años están ganando terreno, sobre todo entre la gente más joven, alternativas como el alquiler y, en general, vivir experiencias por encima de acumular bienes. ¿Vale la pena tener un coche de propiedad si éste se pasa la mayor parte del tiempo aparcado? (y hay estudios que estiman que lo está un 95% de su vida útil)
De hecho, todavía sale más a cuenta reflexionar sobre la pregunta anterior si prestamos atención a que según la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE de 2015, de media dedicamos a transportes (coche incluido) un 11’5% del gasto por hogar. Se trata de la salida de dinero más significativa después de la vivienda y la alimentación: alrededor de 3.000 EUR anuales desaparecen de nuestro bolsillo para dedicarlos a tener un vehículo, contando su precio repartido entre toda su vida útil (media de 12 años), seguros, impuestos, gasolina, mantenimiento, peajes, limpieza e ITV. Son cifras que nos hacen aflorar conciencia y tomar decisiones, en su caso.
Tanto es así que, si bien hace unos meses en la planificación financiera de mis clientes solía aconsejar reservar un dinero para la compra del siguiente coche para evitar que tuvieran que endeudarse para hacerlo, actualmente, y dependiendo del perfil, comienzo a plantear las alternativas que apuntaré a continuación.
¿Qué se puede hacer en vez de tener un coche de propiedad?
Últimamente se han sumado a las más tradicionales muchas otras bastante innovadoras, especialmente para los habitantes de grandes ciudades que tengan el vehículo aparcado la mayor parte del tiempo:
- Utilizar taxis para recorridos urbanos (si no se quiere recurrir a transporte público, muy ventajoso en precio y tiempo). 3.000 EUR anuales de ahorro cuando no se tiene coche dan para tomar muchos taxis.
- Alquilar un vehículo a una compañía de alquiler tradicional para trayectos de varios días, por ejemplo en períodos de vacaciones.
- Carsharing, es decir, coches que se alquilan por horas a empresas de reciente aparición, que están replicando el modelo del bicing que hay en varias grandes ciudades para los vehículos de cuatro ruedas, con tarifas desde de 2 euros la hora y 25 EUR al día más 0’25 EUR por kilómetro, con gasolina incluida. Algunas de estas empresas ni tan siquiera tienen vehículos propios, sino que gestionan alquileres entre particulares.
- Ridesharing o carpooling, pensado a partir de las prestaciones que ofrecen las redes sociales en Internet para compartir medio de transporte entre varias personas cuando coinciden en un mismo trayecto.
- Renting, para usuarios más intensivos de coches, en especial autónomos y empresas, que con un número de kilómetros anuales acordado (normalmente, a partir de los 15.000) tendrán en una cuota mensual casi todos los gastos asociados a un vehículo, a excepción de la gasolina.
No he incluido como alternativa a la compra el leasing porque, en la práctica, acaba representando una adquisición a casi todos los niveles, y más bien se podría calificar como opción de financiación.
Y ya que hacemos una pequeña incursión en la financiación de la compra, no quisiera terminar este artículo sin mencionar las ofertas con una mensualidad muy asequible que puede atraer a clientes, pero que por el contrario piden el pago de una cuota final bastante significativa (de veces, casi la mitad del valor del coche). Esta es una opción con la que se acaban pagando muchos intereses y que, en mi opinión, puede dar una falsa sensación de facilidad en la compra si no se tiene en cuenta este pago final.
Como siempre, cada caso es un mundo. Hemos hablado de medias, pero conviene que cada uno haga sus números sobre qué le ha costado el coche y qué se gasta en mantenimiento, seguro, impuestos, gasolina y demás. En muchas ocasiones, el ahorro puede ser muy relevante.