Avanzaba en mi último post sobre qué hacer con los créditos que pronto escribiría sobre si comprar un piso es mejor opción que vivir en un piso de alquiler. Es casi un clásico que todos nos hemos cuestionado en alguna ocasión: ¿es mejor comprar o alquilar piso?
Evidentemente, cada caso requiere hacer unos números diferentes y, en realidad, en la red hay incluso calculadoras que aconsejan una cosa u otra en función de diversos parámetros.
Sin embargo, en este artículo me gustaría aflorar conciencia sobre una serie de hechos que pueden ayudar a decidir.
De entrada, hay mucha gente que considera un piso para vivir como una inversión (en la mayoría de casos, la principal inversión de su vida). Sin embargo, hay bastantes autores que esto lo discuten, entre ellos Robert T. Kiyosaki en el bestseller «Padre Rico, Padre Pobre». A grandes rasgos, el argumento de este último grupo es que una inversión es necesario que produzca un rendimiento, y un piso en el que se viva no da ninguno (más bien todo lo contrario, requiere poner dinero).
Sí es cierto que constituye una forma de ahorro (a pesar de ser muy poco líquida), y, desde esta óptica, de momento lo podríamos considerar como inversión. Ahora bien, convendría comparar ésta con otras posibilidades.
Así, hay que ser conscientes de que, cuando se compra un piso, se producen unos gastos que, en principio, son a fondo perdido. Estos oscilan entre aproximadamente el 11% del valor del inmueble cuando no hay que pedir hipoteca para financiarlo, y alrededor del 14% cuando hay que ir al banco a pedir dinero para, por ejemplo, el 80% del su valor.
En un entorno como el actual en el que a corto plazo difícilmente se producirán fuertes incrementos de valor de los activos inmobiliarios, hay que estar muy convencido de la inversión que hacemos para pagar unos gastos tan elevadas.
Por otro lado, si hacemos el supuesto de que se parte de cero (como sería el caso de la mayoría de jóvenes), estaremos de acuerdo en que hay que ahorrar durante un buen número de años para llegar a tener el dinero necesario para pagar la entrada (sobre un 20% del valor del piso) y los gastos que mencionábamos antes (un 14% a añadir).
Adicionalmente, lo más probable es que la hipoteca nos obligue a casarnos durante muchos años con un banco que nos pedirá la nómina y toda una serie de vinculaciones si queremos optar a las mejores condiciones de interés posibles. Y, claro, si hablamos de intereses, no hay que perder de vista que, dentro de la cuota que pagamos por la hipoteca, habrá una buena parte destinada a liquidarlos, también a fondo perdido.
Por último, como propietarios de una vivienda, nos obligamos a pagar IBI, gastos de comunidad, mantenimiento, etc.
Todo este dinero que estamos destinando al piso se podría estar invirtiendo en productos alternativos que quizá pueden dar un interés por encima de lo que representaría el posible incremento de valor de la vivienda, o quizás en un negocio propio que rinda muy por encima.
En resumen, para cada caso particular habrá que hacer los correspondientes números, pero, en general, podemos destacar lo siguiente:
ALQUILER
Puntos a favor:
– Si el alquiler es inferior a lo que pagaríamos de hipoteca si quisiéramos comprar un piso de características similares (caso más probable), ganamos capacidad de ahorro para invertir en otros productos o negocios, y podemos diversificar.
– No quedamos ligados a un banco
– Nos ahorramos bastantes gastos inherentes a la compra y la hipoteca
– No deberemos pagar IBI, gastos de comunidad, etc.
Puntos en contra:
– Perdemos todos los importes que pagamos por el alquiler
COMPRA
Puntos a favor:
– Contamos con un ahorro que, en caso de mucha necesidad, se puede hacer líquido.
Puntos en contra:
– Nos obligamos a acumular un dinero inicial para la entrada muy elevado, con el coste de oportunidad que ello pueda representar si hay otras opciones de inversión a largo plazo más rentables
– Quedamos ligados a un banco
– Pagamos intereses
– Es probable que centremos el grueso de la capacidad de ahorro en una sola inversión
– Tendremos que asumir los gastos inherentes a la propiedad: IBI, comunidad, mantenimiento, etc.
¿Te ayudamos a hacer números para tu caso concreto?