Me entristece constatar que hay muchas personas que han perdido la confianza sobre lo mucho que pueden hacer por ellas mismas. En realidad hay muy pocos límites que nos impidan tomar decisiones y actuar.
En ocasiones, nos hemos acostumbrado en exceso a que alguien decida por nosotros (lo comentábamos en mi última entrada en este blog acerca del ahorro), y esperamos que alguien resuelva nuestros problemas.
El poder es una cuestión de actitud
No nos damos cuenta del poder que tenemos. Nos quejamos del Gobierno, de los bancos, de nuestra empresa, pero la pregunta clave es: ¿qué puedo hacer yo, qué grano de arena puedo aportar para mejorar mi entorno más cercano?
Hay muchas cosas que dependen de la proactividad de uno mismo, y las decisiones que tomemos determinan nuestra actitud concreta ante la vida.
Es cuestión de actitud acabar con la insatisfacción en el trabajo. Trabajar en algo en lo que veamos una utilidad da un gran sentido a nuestras vidas. La mayoría de las profesiones o empleos produce un beneficio en la sociedad, y si en algún caso vemos que no es así, depende de uno mismo intentar conseguir un trabajo en el que veamos cuál es nuestra aportación.
Durante años yo estuve empleado en el sector de la electrónica, y cada vez que veía un producto fabricado en nuestra empresa funcionando pensaba que, aunque fuera desde el departamento financiero en el que yo estaba, algo habíamos hecho para que en ese momento un grupo de gente estuviera disfrutando de nuestro trabajo. No era una gran aportación dentro de la historia de la humanidad, pero era mi grano de arena.
De la misma manera, podemos tomar decisiones que afecten a nuestras inversiones, a cómo gastamos nuestro dinero, a nuestra vida familiar, a nuestro entorno de trabajo. Por ejemplo, si tenemos consciencia de que en el mundo hay explotación infantil, a lo mejor podemos tomar decisiones de compra que estén en línea con nuestra consciencia, como sería comprar alimentos de los que conozcamos su origen. O, si estamos altamente endeudados (como la mayoría de compañías privadas o administraciones públicas), podemos plantearnos qué gastos reducir en casa para que el ahorro generado pueda aminorar nuestra deuda. Es evidente que nuestra responsabilidad no cambia el mundo, pero la suma de muchas decisiones como la nuestra sí.
Cómo volver a tener la sensación de control de las finanzas personales
Empecemos con una foto real del dinero que ganamos, de las deudas que tenemos vigentes (hipotecas, préstamos, crédito de la tarjeta…) y también de lo que gastamos. Para ello, puedes descargarte gratis nuestra hoja de planificación.Te ayudará a poner orden en la economía que puedes controlar.
Termino con una frase leída en un libro de John Whitmore: “La mayor barrera es la incapacidad de dejar de hacer lo que se ha hecho siempre”. Tenemos más poder del que creemos.